Riohacha Ciudad Posible
miércoles, 6 de julio de 2022
Tintín el sinvergüenza
miércoles, 25 de mayo de 2022
Gabo en La Guajira
A 31 años de la visita de Gabriel
García Márquez a La Guajira y a los 40 del mayor galardón de las letras
colombianas con Cien años de soledad se rememora el paso del nobel por
la tierra de sus ancestros en enero de 1991, cuando de incognito llegó a
Maicao, compartió con sus parientes Iguarán en la Ranchería La Paz y luego en
Riohacha en busca de los restos de las epifanías que habían dado origen al
universo de Macondo.
En Riohacha le encargó a su pariente
Ricardo Márquez Iguarán tres solicitudes muy puntuales: gestionar una visita a
la mina del Cerrejón, un patio donde pudiera sentarse en una mecedora a mamar
gallo y que le ubicaran a José Prudencio Aguilar, a quien había personificado
en su obra cumbre en un duelo mítico con José Arcadio Buendía, quien lo mató
atravesándolo con una lanza como cobro a la ofensa a su intimidad en el
redondel de una gallera.
Gabo había hecho un itinerario desde
México hasta Cuba, luego su transito hasta Venezuela para conversar con Carlos
Andrés Pérez, presidente de la nación y quien le prestó el avión presidencial
para trasladarse hasta Maracaibo y posteriormente, dirigirse por tierra hasta
la frontera con Colombia.
“Vine fue a comer friche, a recordar
el olor de la guayaba y a amanecer oyendo acordeón en las rancherías guajiras.
Y, además, a mamar gallo. Ya habrá tiempo para hablar de la Constituyente, la
paz y la literatura” declaró al diario capitalino El Tiempo, medio al que había
tomado por sorpresa esta visita no anunciada de la mayor figura de las letras y
uno de los artífices del boom latinoamericano.
En 2009 Víctor Bravo Mendoza en La
Guajira en la Obra de Gabriel García Márquez, tratado que significa la
relación del nobel con la tierra de sus mayores y que resalta como imbrica la
tradición, la cultura y el espacio guajiro en el compendio literario del
escritor, destaca en un álbum fotográfico un registro episódico del periplo por
Maicao y Riohacha; se observa a Gabo pleno en los agasajos ofrecidos por sus
primos guajiros, posando con un vaso en la mano y atento a la recreación de la retórica
fantástica tan familiar de las Úrsulas y Aurelianos.
Gabo vino poco a La Guajira, pero lo
narrado en su obra es como si nunca se hubiera ido, de allí afirmaciones como
la siguiente en Vivir para contarla su memoria novelada: “Fue el
primer viaje a mi Guajira imaginaria, que me pareció tan mítica como la había
descrito tantas veces sin conocerla, pero no pienso que fuera por mis falsos
recuerdos sino por la memoria de los indios comprados por mi abuelo por cien
pesos cada uno para la casa de Aracataca.”
Una de las coincidencias en el
recorrido de comienzos del 91 por territorio de La Guajira es que Ricardo Márquez
Iguarán, pariente anfitrión del escritor era compañero de tertulia y de trabajo
en Carbocol de Franklin Gómez Deluque, lo que terminó involucrándolos en el
vértigo de garantizar en tan breve instancia los pedidos terrenales del autor.
Casuística que también propició el dialogo entre dos genuinos narradores, el
Gabo de las letras y el Franklin de la tradición oral y la anécdota vernácula.
En el cabo de año de Franklin Darío
Gómez Deluque su familia ha emprendido la tarea de compilar sus anécdotas
documentadas durante más de 50 años en tertulias y entrevistas que al decir de
uno de sus oferentes, “si García Márquez hubiera tenido acceso a ese disco duro
hubiera narrado mil años de soledad”. Este compendio cuenta con el apoyo del
Fondo Mixto de Cultura y se espera, seguir gestionando voluntades para que la
obra conozca la risa y el goce de sus lectores.
sábado, 12 de septiembre de 2020
Pandemia de pasión
Torcer el cuello de los hábitos y rutinas ha sido la tarea más compleja de la cantidad de decretos, circulares, patrullajes y demás medidas expedidas por el gobierno para imponer el confinamiento y el aislamiento social. Con la consolidación del proceso hibrido de Riohacha, en el que crece intentando ser ciudad, pero sobre la persistencia de su alma de pueblo, impone un reto a la inteligencia colectiva y al gobierno creativo.
Gerardo Toro Aguilar, en solitario ha
creado un fenómeno de audionovela, que semeja El Decamerón de Giovanni Bocaccio
en medio de la peste negra de la Italia de 1347, una forma de eludir el miedo,
el agobio, la ansiedad y la presión de la información que es como un asedio
para la tranquilidad y la salud mental a través del curricán de una historia
que flota como cometa. El relato por capítulos de Gerardo es una intriga
intensa en la que todos sus personajes tienen sus nombres reales pero actúan en
una trama de ficción.
La herencia de Gerardo Toro Aguilar
es la clave de su narrativa. Por parte de padre le viene la retórica, el verbo
fácil y encendido de Lacides, uno de los oradores mas insignes que ha tenido el
suelo guajiro. Por parte de madre los relatos de pueblo, calle y patio
consignados en la memoria de Lourdes impregnados de sabores, ritos, olores y de
semántica riohachera. Esta narrativa tiene sustento en el ancestro afro y wayuu
del autor. Un cruce que lo dota de recursos como la hipérbole, lo cabalístico,
lo premonitorio y la sonoridad de la expresión autóctona.
El orquesta los efectos de sonido,
imita con fidelidad todos los personajes, construye los diálogos, elabora el
libreto y comparte a sus abonados los capítulos que en segundos inundan las
redes sociales llenando el frágil vacío de la ciudad que se deja envolver por
los momentos de tragedia, pasión y comedia que rodean sus personajes. El
formato inédito de Pandemia de pasión, es una mezcla de radionovela y
parodia; un best seller con sabor a pueblo.
Ramon María del Valle-Inclán, poeta y
escritor de origen gallego perteneciente a los modernistas españoles ideo un
subgénero teatral al que llamó esperpento, mezcla de expresionismo popular, voz
castiza y desgarrada, brusquedad de los gestos, tránsito entre lo serio y lo
ridículo de los personajes; vestido que le talla a la medida a los capítulos de
ironía diaria de Pandemia de pasión.
El acento de la Riohacha raizal con
su expresión categórica, llena de onomatopeyas, jitanjáforas, arcaísmos y voces
ladinas. El discurso riohachero aprisiona y arrincona al interlocutor; es
contestario y repentista, invasivo, intimo, intrigante, imprudente, descarnado,
no deja cabo suelto, ni verdades a medias… vaciado en un carácter
irascible, predispuesto al ninguneo, con extraordinaria capacidad para
renombrar a través de apodos, motes, hipocorísticos y remoquetes propio de las
sociedades rurales. Todo ello es recogido en los diálogos de la audionovela e
interpretado por los personajes, los murmullos, el jooo y el euu
sonoros adquieren un poder de comunicación determinante.
Ese bololó de origen africano que
rodea la trama anuda las acciones sosteniendo la tensión de las escenas con el
hilo conductor de las conversaciones y los cambios de espacio. De la herencia
antillana, la chercha se manifiesta en la expresión de los personajes, en la
mamadera de gallo con que se le da cuerpo a sus actuaciones. El hecho de
nombrar a los titulares reales, introduce la incertidumbre de creer que la
historia novelada, es verdad y que puede que esté ocurriendo en tiempo real.
El encierro se hace llevadero
esperando que va a pasar al día siguiente en Pandemia de pasión, que
deparan los nuevos capítulos y, con ello atenuar el impacto de saber que la
curva no aplana, que aumentan los casos en el territorio, que la gente sigue
parrandeando como si nada, que el trapo rojo continúa izado y al final
convencerse de que la ficción es epidemia, mientras la realidad tiene más
escenas que una pandemia.
Carta de un usuario agradecido
Escribo desde el confinamiento esta carta de agradecimiento a ASAA, antes Aguas de La Guajira y antes de antes, Aguas 2000. Mi complacencia es por las 4 horas de agua a la semana que me permiten llenar la alberca y racionar su consumo para 7 días. Mis agradecimientos se los hago extensivos al alcalde como responsable del servicio y a su diligente equipo de trabajo.
La programación de ASAA consulta
todos los protocolos de bioseguridad y asistencia psicológica para el usuario
por que tiene incidencia como terapia de confinamiento, en tanto que equilibra
la paciencia, ofrece una pedagogía de la espera y ocupa el tiempo de ocio del
fin de semana como actividad complementaria del descanso.
Estos agradecimientos los hago en
nombre propio y no representan el pensamiento de la ciudad, por que solo me
sucede a mi y por ello mi tributo y gratitud. Recibo con complacencia cada
comunicado, y en cada letra veo la expresión autentica de la responsabilidad social
corporativa: El agua escasea en verano, por que es tiempo de sequía; pero
cuando llueve también escasea por que el torrente aumenta y se producen daños,
todos los años en la misma dársena, en la misma bocatoma y ellos en su
misericordiosa responsabilidad nos lo cuentan para que tengamos tranquilidad.
¡Vivimos extasiados en una permanente alerta naranja!
La paciencia se fortalece en los
sendos intentos cebando la turbina para competirle a la vecindad que también
activan sus maquinas para chuparle el agua que se resiste a dejar la tubería.
Mis ojos se iluminan con el gorgogeo de la esquiva presión, con los amagues y
el goteo, su mezquindad es insinuación para que siga insistiendo, en cualquier
momento de la madrugada llega y puedo entonces dormitar un ojo y el otro
sostenerlo en la espera, en la constancia, en el gota a gota, hasta que se
llene.
No tiene precio esta operación
semanal, así el agua llegue mona y no sea potable. Suficiente debo tener con
que alcance a llenar la alberca. Este es un sacrificio inmerecido que me
permite escuchar como grillos el trino de las turbinas de los patios vecinos,
un ronroneo musical que contamina mis sentidos, tan sincrónico como un
reggaetón.
No puedo dejar de celebrar como Ali
Baba junto a los 40 alcaldes elegidos popularmente desde 1988 que hace 5 años una
ley nos elevó a Distrito. Sin agua, sin empleo, sin calles, sin alcantarillado;
con más alumnos que colegios y más hambre que trapos rojos. Dura es la ley,
pero es la ley. Tenemos los mismos problemas del comienzo, pero nos consuela el
rutilante título de marques que nos da la condición de Distrito y ello conforma
nuestra felicidad. Gracias Vieja Mello, por tus hijos y por su obra.
Anticipo mis sinceros agradecimientos a la empresa, sus dueños y sus
socios -incluido el alcalde-, nadie nos había dado tanto en 32 años, que la
Virgen los ilumine en tan encomiable misión. Espero finalmente y confío que el
Concejo Municipal les conceda facultades amplias y suficientes y les otorgue la
máxima distinción por su denodado compromiso con el bienestar de esta sociedad,
que por fortuna los parió.
Atentamente,
Angel Roys Mejía
Usuario complacido y feliz.
2:30 am, domingo 26 de julio de 2020.