Pimpinazo

@Riohachaposible

En lo que lleva de los gobiernos departamental y local no ha habido una sola semana de suministro completo y continuo de gasolina para los usuarios en Riohacha.

Los taxistas llevados al borde de la crisis por el desinterés de las administraciones intentan un paro para los próximos días. Más de mil taxis amarillos circulan en la capital y cada conductor lucha el día a dia por completar la cuota, tanquear, lavar el carro, el derecho a radio y demás arandelas que le obligan a más de 30 carreras diarias en una agobiante lucha de sustento, para la que no disponen ni de seguridad social.

Para colmo de males pasaron en breve de consumir la gasolina más barata del país a la más cara de toda latinoamerica, cuando en la misma semana la "pimpina" de 5 galones llego a costar 52 mil pesos, algo así como 5 US por galón, todo esto sin control ni ley del gobierno municipal.

La gasolina venezolana que históricamente inyecta la movilidad de todo el territorio guajiro, dejó de ser un tema departamental y se convirtió en un negocio regional influido por mafias y dirigentes de la comarca que compran el silencio a su paso de autoridades y gobiernos.

Bajo el pretexto del invierno se esconde en el desabastecimiento una mecánica de acaparamiento perverso que golpea la precaria economía guajira. Pero que fluye hacia otros departamentos aportando utilidades nada despreciables para la comunión de "empresarios" que a través de una red de transacciones logra que el combustible desborde nuestras fronteras y engorde a unos cuantos mafiosos.

Con menos de 3 mil pesos se logra un tanqueo de 16 galones en el Zulia y en menos de un mes del precio mínimo logrado de 3 mil 200 el galón en territorio de La Guajira, se pasó a 10 mil pesos, un precio dictado de manera macabra por los especuladores, con la complicidad silenciosa de los gobiernos.

Según un estudio de una agencia especializada en temas económicos y publicado en Portafolio, "desde hace 14 años en Colombia el salario mínimo se ha incrementado 2,78 veces mientras el costo de la gasolina se ha multiplicado por 7”. En contexto de La Guajira y especialmente en la capital, el precio del combustible cuando se desproporciona como en estos días anarquiza toda la canasta familiar, golpeando con fuerza el bolsillo de los más pobres. Un mototaxi hoy cobra 1500 pesos por carrera y a su vez tiene un efecto en el tinto, las frutas y las verduras por decir lo menos.

Para colmo de males es recurrente el pretexto de las EDS (Estaciones de Servicio de Combustible) que la gasolina que despachan es para atender los contratos con entidades públicas y privadas que vía presupuesto pueden proverse de combustible nacional y permitir que la gasolina subsidiada se destine al consumo comunitario, propuesta está que ha venido tomando fuerza en redes sociales y en espacios de debate público.

La política fiscal de la nación, en lo relacionado con los ingresos tributarios, otorgó a los municipios, distritos y departamentos un “nuevo” impuesto denominado sobretasa a la gasolina, con el fin de incrementar los ingresos propios de los entes territoriales. El destino de este tributo según su espíritu debe orientarse hacia la construcción y el mantenimiento de vías, infraestructura vial y compra de predios para el desarrollo de programas viales. Regular la materia ofrecería mayores posibilidades a la administración para seguir impulsando el programa bandera de “tapar huecos”, por eso es difícil de entender la escasa orientación política y económica del gobierno local hacia este ingreso.

Alerta debe estar la sociedad completa en momentos en que se abre la discusión para reformar la poco aplicada ley de fronteras y poner en la discusión pública la formalización del negocio del combustible en todo el departamento. Pueda ser este amago de “pimpinazo”  sacuda la conciencia social para que los dirigentes oportunistas dejen de crecer a expensas de las coyunturas.